domingo, 11 de mayo de 2008

CRONICA I CAMPAMENTO TRAIL. NO QUERIAN QUE SE ACABASE 9-10-11/05/08


Cronica by chus4x4:


A las 18:30 nos quedamos en la gasolinera de Porceyo Wallace y yo para salir rumbo a lo desconocido el fin de semana.

Nos fueron a saludar y despedir Jandro.GS y JLA, a quien tuvimos el placer de conocer allí.

Paramos a comprar pan y de paso tomar unas 0,0 con JLA.

JLA y su V-Strom.



Tras la charla y la despedida, empieza la ruta. Y a llover.

En primera instancia fuimos a buscar un lugar para dormir alternativo al que tenía pensado al principio, por si la cosa estuviera muy chunga por las alturas.

Allí, en tierras morciniegas es donde nos vio SenenGS. De haber quedado a dormir allí, casi seguro que se hubieran unido al sarao nocturno Karlos y él y nos hubieran acompañado un rato.

Una vez vista la posible alternativa, retomamos la ruta prevista hacia las alturas, pero antes hacemos una parada de avituallamiento en Pola de Lena.

Y desde allí empezamos a subir a La Cobertoria. Estas carretera me encanta, y en obras mucho más, es muy entretenida.

En lo alto, tomamos el desvío hacia Llagüezos, lugar de ensueño. Tengo acampado y dormido al raso allí infinidad de ocasiones.

La pena es que en esta ocasión, la meteorología no acompañaba nada.

Comienza el off-road. La pista es simempre en subida y sencilla en casi todo el trayecto, pero con las últimas lluvias, hay algún tramo con importantes regueros y piedras sueltas (como siempre, donde más empinado está) que hacen que la cosa se complique un poquito. Así damos un poco de emoción al evento.

Hacerlo ya oscureciendo, lloviendo, con ruedas de carretera, con las maletas llenas a tope, dan algo de emoción extra.

En seguida hacemos cumbre, y al paisaje es precioso. La neblina y el orbayu se conjuntan perfectamente con el intendo verde de la campera, saturada de agua, y con los carrascos (acebos) que allí abundan.

Al llegar, el panorama era este.



Como no estaba para dormir al raso, y menos aún sin tienda de campaña (habíamos decidido ir en la modalidad Rambo), acomodamos la entrada a la cabaña que hay en la campera con unos plásticos, y nos curramos una suite de cinco (por el culo te la hinco) estrellas de flipar.

Cordeles, pinzas, un par de prensillas y un par de clavos, hicieron el cierre a la perfección.

Luego, aprovechando los huecos y salientes de la fachada de piedra, acomodamos nuestras cosas. Nos cambiamos y ponemos ropa seca. Como mola, vaya lujo.



El estómago ya se queja y cenamos algo, a base de latas de conserva.





Después, un caldito caliente nos sienta como Dios. Y de remate, unas birras.

Echamos unos cigarros y un par de birras, mientras disfrutamos del momento. Charlamos de antiguas aventuras y peripecias de uno y otro, y nos dan las tantas.

Pasamos mucha risa, en especial con "la grabación" y el "jabalí invisible", juas juas juas juas...

Hacemos otro caldo para entrar en calor, recogemos un poco la suite, y cambiamos del modo salón-comedor a la modalidad dormitorio.

Extendemos sacos y esterillas... y a sobar!





O al menos a intentarlo.

Me dieron las 04:30 sin apenas dormir. A esa hora el viento levantaba el plástico que nos protegía y entraba aire, agua y fio, mucho frio. Recomponemos el lujoso cierre, y de paso aprovechamos para redistribuir el equipo y la vejiga. A partir de ahora si dormí como un lirón.

Despertamos a las 08:15.

Salir del calentito saco al frío y a la humedad, no es nada agradable. Y poner la ropa de cordura mojada y helada, menos aún. Menos mal que por lo menos llovía (modo sarcasmo on).

Desayunamos frugalmente, nos lavamos "como los gatos" y empezamos a recoger.

Hacemos unas llamaditas al resto del equipo, y concretamos, tras ciertos cambios, el punto y hora de reunión.

Desmontamos el chiringo. Durante la operación, oímos un sonido familiar. Es Karlos subiendo a vernos con su África Twin. Al llegar, vemos que las ruedas van sacando agua del terreno, como si estuviera circulando por un charco.



Bajamos al asfalto. La bajada, se me antoja bastante más fácil que la subida. No obstante, Wallace, que iba detrás de mi, comentaba que en un par de ocasiones pensaba que me iba al suelo. Pero cuando lo ví chungo fue al subir, no al bajar.

Seguimos bajando por la vertiente quirosana y nos reunimos con Jandro.GS y Rodrigo, Jandro con su BMW 650 GS y Rodrigo con la Suzuki DR 650 SE.

Empieza la ruta hacia Grandas de Salime.

Lloviendo el 90% del camino, no hubo prácticamente nada reseñable durante la ruta.

Salimos por Proaza a Trubia, Grado, La Cabruñana, Cornellana, Corredor del Narcea (aquí Wallace se descolgó del grupo para tomarse un cafelito).



Puente del Infierno, Pola de Allande y Puerto del Palo. Una pasada, como siempre. Allí me paré a ver cómo estaría un refugio que hay, pues sería un buen dormidero en un momento dado.

Pues estaba literalmente lleno de mierda. Y pis. Además pillé casi "in fraganti" a unas peregrinas extranjeras que acababan de ponerse en cuclillas. Hay gente que es una cerda y marrana de cuidao. Hicieron del refugio un auténtico estercolero.

Y hablando del tema... aprovecho también para cagarme en las muelas de todos los vándalos y marranos que a base de expoliar y maltratar las cabañas, hacen que los dueños las "blinden" y las cierren con placas de hierro, candados y cadenas, fastidiándoles a ellos y a los que teníamos el placer de poder disfrutar de un sitio a cubierto para pernoctar cuando la ocasión así lo requería.

Seguimos...

Bajamos El Palo y finalmente llegamos a Grandas con mucho retraso sobre lo previsto.



Ratbike nos espera en un bar de allí, donde tomamos el vermú y charlamos de lo humano y lo divino, hasta que nos da la hora de comer.

El amigo Rat acompaña a un lugar que nos recomendó al lado de su casa, donde tenemos tejado, mesas y bancos para sentarnos, así como una peculiar "fuente-ducha" que hizo brotar las carcajadas a muchos mientras otro (yo) quedaba con cara de poker y el careto pingando, juas juas juas.

Una comida liviana, a base de fabada y callos de lata, chorizos, quesos y embutidos de varios tipos, y de postre, un rico chocolate. Chocolate del de comer, claro.



Allí nos estuvimos descojonando todo el tiempo, bien con el "mini-abrelatas", con la peculiar forma de Wallace de limpiar la navaja, más risa aún con la forma de afilarla, con el caldo de "bonguis" de ayer, el Alimerka-Tex de las botas de alguno, y "Panoramix", el druida de la tribu que hace los brebajes alucinógenos de la tribu, ente otros.

En medio del cachondeo vuelve Rat, y vamos con él a apretarnos unos orujillos de hierbas antes de la visita a la Central de Grandas de Salime, plato fuerte de hoy, mientras esperamos al compañero que nos hará de guía.

Volvemos a vestirnos de cordura y nos acercamos a la entrada de la central, junto al embalse.

Un túnel excavado en la roca desciende hasta el nivel del río. A mi me gustó mucho, parece que estás descendiendo a los avernos.

Tras llegar a la entrada, aparcamos las motos y empieza la visita.



El inicio es una pasada, como un gran bunker, hormigón añejo, con incipientes estalactitas y estalagmitas por las filtraciones de agua. El escenario ideal para rodar una peli tipo Mad Max.



Con unos guías de lujo, fuimos descubriendo la historia, los secretos, la construcción, la puesta en funcionamiento, la interpretación de los imponentes murales de Vaquero Turcios, las máquinas, los instrumentos, la añeja tecnología originaria y la actual, incluso tuvimos la ocasión de presenciar una arenga del directo general a sus empleados, jur jur jur.









Finaliza esta impresionante visita a la central, la que agradezco profundamente a Roberto por sus gestiones y al compi que nos hizo de guía (no recuerdo su nombre). Roberto, si lees esto, dale otra vez las gracias a tu colega, y se te pagará en la misma moneda con otra movida que tenemos prevista, y que seguro que conociéndote, te va a molar.

Nos despedimos, de Roberto y de Karlos, que vuelve hacia tierras de Morcín, y nos ponemos en ruta.

Se me antojaba ir a Los Ancares, y hacemos caso a los consejos de Rat, tomando una carreterilla ratonera que va bordeando desde lo alto en contorno del embalse por el vecino concello de Fonsagrada hasta llegar de nuevo a Asturias por Ibias.





Allí, en San Antolín, paramos a tomar un refresco y consensuar lo que queda de ruta, decidiéndose por unanimidad el pasar la noche "a lo jabalí", independientemente del tiempo que haga. Ya nos buscaremos la vida para encontrar un sitio resguardado, o unas ruinas, pajar o equivalente.



Y seguimos un poco más, hasta llegar a una remota aldea, donde termina el asfalto.

La subida hacia allí impresionante por la frondosidad de sus bosques, la majestuosidad de las vistas entre la niebla, pero sobre todo, por tener la suerte de encontrarme con dos ciervas en la carretera.

Pregunté a una familia autóctona por el inicio de la pista, y hacia allí vamos.

Empieza la diversión.



Una pista entretenida, ni demasiado fácil ni demasiado difícil, con numerosos charcos, regueros... lo vamos pasando como los indios. Aunque a veces, el barro hace patinar mis Tourance y me se ponen los huevecillos cual corbata.

Allí, tengo la suerte de encontrarme con unas perdices. Estoy en racha (que no rachado, jur jur jur).

Hasta que en un momento la moto empieza a fallar. Y se para. Allí quedo con la Africota muerta en medio del barro y de la lluvia.

El mito Africano se desploma.

El resto del equipo trail para a mi lado.

Al tener gasolina de sobra, lo primero que creo es que es un problema eléctrico debido a la humedad de 24 horas seguidas bajo la lluvia. O se soltó algún cable con las vibraciones.

Tras una revisión visual y unos cuantos intentos fallidos de arrancarla, decido ponerme a empujar. Cuanto antes empiece, antes terminaré.

Lo malo: hasta el pueblo aún quedan unos cuantos kilómetros, parte de ellos con barro, un vadeo importante, y un trecho cuesta arriba.

Lo bueno: que sigue lloviendo y empieza a oscurecer.

Tras un poco empujando, Wallace decide remolcarme. Aunque en un principio no lo veía viable, cedí ante su empeño, y con unos cordones, una cinta de nylon, cables y cinta americana, conseguimos hacer un sistema lo suficiente robusto como para remolcar con la Transalp (menos mal que tenía tacos nuevos) el peso de la AT, el equipaje y el mío propio. Hubo que hacer un par de modificaciones al invento tras alguna rotura.

El caso es que tras pasarlas algo canutas tanto Wallace como yo, tras algún vadeo a remolque (Wallace buscó el sitio adecuado a la perfección), barro, y algunas roderas, llegamos a la pendiente hacia abajo rápidamente. O al menos eso me pareció.

Soltamos las motos, y bajo en punto muerto, como en las carrilanas.

Al llegar al pueblo (Balouta), una avanzadilla va a investigar lo que allí hay. Buscamos un sitio donde dormir, pero en las inmediaciones no hay nada. El pueblo es una pasada. Pallozas, pizarra, piedra... es retroceder en el tiempo.

Remolcamos la moto hasta un bar restaurante y a la vez hostal.

Algunos comentan que ante el cariz que ha tomado el asunto, lo más prudente es quedar a dormir allí.

Por lo que entramos al bar, tomamos algo y subimos las cosas a nuestras habitaciones.

Antes, amablemente el dueño del bar, me dejó usar su garaje para guardar mi moto y ver si seca el componente de la presunta avería.

Hacemos uso de las comodidades de la civilización, y pasamos del modo Rambo al modo Sissi Emperatriz.

Tras ponernos muy guapos (al menos yo, el resto hizo lo que buenamente pudo, como son tan feos...) y bajamos al restaurante.

Nos pusimos tibios de caldo gallego unos, embutidos varios otros, chuletas y cordero, regado con un rico vino unos, y el resto con eso transparente con lo que se llena el radiador.

Luego unos chupitillos. El ambiente se fue animando. Una muy entretenida sobremesa, con alguna que otra copichuela incluida.
De ahí regresamos a nuestros aposentos, pero algunos "tropezamos" con unas birras que nos habíamos traído y todavía quedamos a rematar la jornada con más aventuras y anécdotas.

Y de ahí a sobar.

Antes, gastamos una broma a nuestros compañeros de habitación:





Dormí como un marqués.

Al día siguiente bajo como un volador al garaje a ver si la moto arranca.

Hoy luce el sol.

La verdad que no tenía muchas esperanzas (casi mejor ninguna) de que lo hiciese.

Sin embargo doy al botón y...

No arranca. Ni a la segunda. Ni a la tercera.

Obstinado, antes de llamar al seguro para que venga una plataforma, saco mi kit de herramientas de la Señorita Pepis y me pongo a trastear en la moto. Reviso fusibles y cableado. Bajo la tapa derecha, todo en orden. En la zona del motor, aparentemente también todo bien.

Me pongo a desmontar la tapa izquierda, pero el soporte de las maletas me lo impide. Así que paso. Demasiado trabajo y tiemop para hacerlo en la calle sin herramientas adecuadas.

Así que por mirar, sigo revisando los puntos a los que tengo acceso.

Suelto la bomba de la gasolina y desmonto la tapa. Doy al botón de arranque y veo que allí no se mueve nada. Limpio los contactos y echo 3 en 1.

Doy de nuevo al botón, pero sigue sin arrancar. Doy varias veces para rellenar el circuito, y parece que en una de ellas amaga. Pero nada.

Los demás, cada poco vienen a darme ánimos.

Cuando viene Jandro a preguntar qué tal iba la cosa, le digo que nada, no hay manera. En ese momento, doy al botón para demostrarle que no arranca, y ...

BRRRRUUUUUMMMMM brum brum brum brum brum brum BRRUUUUMM BRUUUUUUMMMM

La africota salió de su letargo! La alegría nos invade a todos. Sobre todo a mi, juas.

La explicación que doy a esto es que tras hurgar tiempo atrás en la bomba, dejé sin poner una goma pasacables por la dificultar que m esuponía, dejándola para cuando meta a algo la moto en el taller. Y con tanto agua por lluvia, charcos, etc, falló el contacto. Los entendidos ya me dirán.

Recogemos el equipaje y volvemos a ponernos en ruta de regreso.



La carretera es una pasada y disfrutamos del paisaje.



Aunque en una zona de obras, la gravilla hizo patinar la moto y llevé un susto importante.

Tras recorrer unas cuantas carreteras, con algún km de más por indicaciones erróneas o mal interpretadas por mi, nos vamos acercando a Villablino.

Me gustó en especial un tramo de carretera que va a dar a un pueblo que está cerca de una central térmica. El trazado muy entretenido y el firme impecable. La Tourance cumplieron su cometido a la perfección. Echaré mucho de menos estas cubiertas cuando ponga otras más camperas.

Y llegamos a Villablino. Allí, Wallace se despide de nosotros y vuelve por la autopista para llegar entes y atener a su familia.

El resto, seguimos por el precioso valle de Babia hasta el entrañable pueblo de San Emiliano.



De nuevo la suerte me sonríe y un elegante zorro cruza la carretera ante mi, internándose en la campiña con rapidez. Que pasada.

Una vez en Santo Emiliano, compramos pan, nos refugiamos en un soportal junto a la fuente, y nos hacemos un papeo de campaña.



Volvemos a cabalgar nuestras monturas y subimos hacia el puerto de Ventana. Tomamos el desvío que a través de la espesura nos llevará a Ricabo. Como siempre, el paisaje sobrecogedor.





Jamás me cansaré de recorrer este bosque e internarme (cuando voy a pata) en lo más profundo de sus hayedos. Fuera del bosque, las vistas también son inolvidables.



Y salimos de nuevo a la civilización y al asfalto.

Acordamos volver por La Cobertoria. De paso, haremos un poco más de off, y enseñaré a Rodrigo y Jandro el sitio en el que dormimos.

La subida, una pasada. Ahí se constató que la Africota no roza en algunas curvas con las maletas por los pelos.

A mis amigos les gustó una barbaridad (no podía ser de otra manera) Llagüezos.

Desde allí, como no queríamos dar por finalizado el fin de semana trailero, nos da por subir al Gamoniteiru.

También el paisaje es una pasada en todo su recorrido. Aún quedan algunos neveros.

En la cima, había mucha niebla y en según qué dirección a penas se veía el entorno. Estamos a 1.786 m sobre el mar. Como en su día dijo el amigo Bigtwin, la "carretera" más alta de Asturias.







Aquí es donde Rodrigo pone título a esta crónica. "Y no quieren que se acabe", porque ahora vamos a tomar una antigua pista (hoy asfaltada) que nos lleva por las inmediaciones y altos de la sierra de Aramo. Por allí bajamos a Pola de Lena, y atravesamos Villallana, Ujo, Mieres, donde aún ávidos de paisajes y curvas volvemos por el puerto del Padrún, Olloniego, Tudela Veguín, y entramos a Oviedo por San Esteban de Las Cruces.

Aquí nos despedimos de Rodrigo.

Decir que en Oviedo pasamos por delante de los morros (sic) de Yacob, conocido por Montero en estos lares, quien
me envió un SMS en el que decía que pasamos delante de él, y que teníamos las motos muy limpias (que va a ser que no tanto, juas juas)

Tomamos la AS-II. Ya volvemos a Gijón.

Aquí Jandro y yo nos despedimos, y damos por acto de clausura unas breves palabras en un semáforo.

Ya estamos esperando que llegue la segunda edición.

Un fin de semana inigualable, en el que se ha disfrutado, se ha sufrido, y se ha constatado que puedo decir que tengo unos amigos con los que se puede ir hasta el fin del mundo.

Tal vez ese sea nuestro próximo destino.

Vssssssss,

Chus.

PD: Jandro, Wallace, a poner aquí vuestras fotos pero ya!

PD2: Lamentablemente no tengo ninguna foto "de acción".

Para completar la excelente crónica de Chus, pongo mis fotos y algún video

De la mañana del sábado no tengo documentos gráficos porque la cantidad de agua que nos cayó impedía que sacase la cámara, aunque Wallace creo que tiene algo…

Las primeras fotos son en el Restaurante 5 tenedores 8 Estrellas Michelin, en Grandas:



Suculenta fabada de la casa:



Vistas desde el comedor:



Y llegada a la central, la entrada parece que te metas en un bunker nazi:



Impresionante la pared de hormigón:



Un poco de historia:



Aquí el Director General dando un mitin:



Aquí un pequeño video de la maquinaria a pleno rendimiento:



Algunas fotos de la construcción:



Una maquetilla del salto:



Zona de la sala de control con los paneles de la época, flipante:



Desde esta rejilla no se aprecia bien pero la altura era alucinante, daba un poco de impresión según lo ves, pero no hay peligro…alguno se rajó…



Después de la central nos disponemos a hacer la pista…

Yo llegué el primero a Balouta, la bajada medio anocheciendo, viendo las luces del pueblo desde las alturas, sin saber todavía donde íbamos a dormir…experiencia imborrable:



Video de la llegada a Balouta:




Ya en el “camping” algunos se ponen cómodos:



Y empieza el festival del cenorro, de primero, caldo gallego:





Y de segundo una buena chuletorra, otros optaron por un cordero también cojonudo:



Luego unas cocacolas de postre:



Y esti par, siguieron con fiesta privada después de cerrar el bar:



Lo demás ya lo sabeis…



El domingo amanece espectacular, después de tanta agua, ver el sol es la bomba, vistas desde la ventana:



Nuestro amiguete:



Otra vista de la zona:



Esto es la entrada al “camping”



Aquí se puede ver el remolque que sirvió para llevar a la Africota a destino:



Comprobando el mapa y planeando la ruta dominguera:



Y unos tramos por tierras leonesas:









Después se me acabó la batería de la cámara y no pude hacer más fotos.

V
La unica foto "de accion"




Os acordais?? bocoi

La caza del jabalí nocturno: dormir


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